Santiago Villar
Investigador, CIDOB
Durante el año 2015 Argentina ha vivido varios hechos relevantes, tales como la muerte –en circunstancias confusas y por un disparo de arma de fuego– del fiscal Alberto Nisman, quien había denunciado por encubrimiento a la presidenta en el marco de su investigación por el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994. Sin embargo, las elecciones fueron sin duda el tema del año, determinando el fin de la era kirchnerista tras doce años consecutivos en el poder, cuatro de Néstor Kirchner y otros ocho de su esposa Cristina Fernández. Por primera vez en la historia argentina se llevó a cabo una segunda vuelta electoral, que derivó en la victoria del partido de coalición Cambiemos (encabezado por Mauricio Macri) por 51,4% a 48,6% sobre el candidato oficialista (Daniel Scioli) sustentado en su idea de cambio respecto al Gobierno anterior y en enmendar parte del legado dejado por los tres períodos consecutivos del Frente para la Victoria.
La nueva administración asumió su mandato con un panorama complejo tanto en términos económicos como sociales. En primer lugar el Gobierno entrante se encontró con una inflación cercana al 27%, un déficit fiscal en aumento, una baja en las reservas del Banco Central, trabas al libre cambio de divisas extranjeras, dificultades para el acceso al financiamiento externo y sobre todo, un país que desde hace cuatro años casi no registra crecimiento.
La nueva administración asumirá su mandato con un panorama complejo tanto en términos económicos como sociales
A nivel social, en los últimos años se ha visto un incremento de los niveles de pobreza, los cuales habían descendido en los inicios del kirchnerismo. Asimismo, la inseguridad ciudadana y el ascenso del narcotráfico se han convertido en problemas urgentes para la sociedad argentina. A ello se suma la extrema polarización existente entre una parte de la población identificada como kirchnerista y la otra como antikirchnerista, cuya disputas excedieron el ámbito político para formar parte de la vida cotidiana de los argentinos.
Durante la campaña electoral, Mauricio Macri mencionó que atacará la pobreza estableciendo el objetivo a largo plazo de “pobreza cero”, y advirtió que combatirá fuertemente la corrupción. Macri ha prometido también una serie de mejoras al sector agropecuario, entre las que se encuentran la disminución de los impuestos a la exportación. En cuanto a relaciones exteriores, puntualizó que dinamizará las relaciones con Brasil como socio más relevante de Argentina y a partir de ello intentará reforzar e impulsar el desarrollo del Mercosur. Otro de los objetivos será fortalecer las relaciones con los Estados Unidos y la Unión Europea, sin dejar de lado las relaciones con actores internacionales de gran peso como China o la Federación Rusa.
Sin duda, los desafíos asumidos por Macri son enormes y los retos más importantes necesitan tratamiento inmediato. No obstante, el nuevo presidente tiene minoría dentro de un Congreso aún dominado por el Frente para la Victoria y sus aliados, obstáculo al que se añade que casi el 50% de la población no lo ha votado. Argentina tiene ante sí un gran trabajo por delante y necesitará del esfuerzo conjunto de la sociedad y el consenso de las fuerzas políticas para atacar sus más urgentes problemas.