Alexander Sergunin
Profesor de relaciones internacionales, Moscow State Institute of International Relations, St. Petersburg State University
Afirmar que el cambio climático es el principal motivo y el desencadenante de los recientes cambios que han tenido lugar en la región del Ártico se ha convertido en una trivialidad. Efectivamente, el cambio climático (sobre todo el retroceso del hielo polar) puede exacerbar los factores de inestabilidad ya existentes en el Ártico. Tanto los expertos como los decisores políticos rusos creen que hay varias áreas en las que pueden anticiparse una serie de importantes retos a la seguridad. En el sector pesquero, el cambio climático podría traer consigo un incremento de la productividad en algunas poblaciones de peces y cambios en la distribución espacial de otras. Nuevas áreas pueden volverse más atractivas para la pesca al ser más accesibles debido a la reducción de la capa de hielo. Para algunas aguas marinas árticas, no está todavía en vigor un régimen internacional de conservación y gestión. Esto podría tener como consecuencia la aparición de pesquerías no reguladas y los conflictos de ello derivados.
En el ámbito de la extracción de hidrocarburos, el retroceso del hielo crea nuevas oportunidades comerciales para las actividades gasísticas y petroleras. Esto puede intensificar la competencia entre los cinco estados costeros por el control sobre la plataforma continental y las zonas marítimas, así como provocar otro conflicto, entre los estados árticos y los estados no árticos, que también querrían participar en la explotación de los recursos naturales del Ártico. El papel de los regímenes legales (especialmente la Convención de las Naciones Unidas sobre la Ley del Mar, UNCLOS) y de los organismos internacionales (Comisión de la ONU sobre los Límites de la Plataforma Continental) son particularmente importantes en este sentido. En el campo del transporte, la retirada del hielo crea también nuevas oportunidades para el tráfico marítimo, con un uso más intensivo de la Ruta del Mar del Norte (RMN). Esto podría cuestionar el estatus legal de dicha ruta, porque actualmente Rusia utiliza el artículo 234 de la UNCLOS (que permite a los estados costeros establecer sus propias normas ecológicas y de seguridad para la navegación en sus Zonas Económicas Exclusivas [ZEE] mientras estén cubiertas de hielo la mayor parte del año) para controlar esta ruta marítima. Moscú teme que el cambio climático pueda comportar problemas económicos y también retos militares en el Ártico, lo que podría llevar a la remilitarización de la región. La creciente competencia por las rutas comerciales, las zonas marítimas y los recursos naturales ya ha llevado y sigue llevando al desarrollo militar de ciertos estados costeros y a la intensificación de las actividades militares de la OTAN en la región. Los estrategas rusos también están preocupados por los planes estadounidenses de desplegar sus sistemas de defensa de misiles balísticos en la región ártica si la retirada del hielo continúa. De todos modos, y a diferencia de lo sucedido durante la Guerra Fría, los actuales esfuerzos militares están encaminados a proteger los intereses económicos de los estados árticos, y a reafirmar su soberanía nacional sobre las zonas marítimas y las rutas comerciales, más que a plantear una confrontación global entre dos superpotencias o bloques militares.
Moscú teme que el cambio climático provoque problemas económicos y retos militares en el Ártico
No obstante, estos desarrollos afectan al régimen de seguridad internacional en la región de una forma muy negativa. Muchos expertos rusos creen que debería negociarse un régimen especial de control de armas en el Ártico y que deberían implementarse mecanismos legales para resolver los conflictos relacionados con el cambio climático. La comunidad de expertos rusos también propone desarrollar un sistema de medidas de creación de confianza y seguridad en la región.
Cabe señalar que Rusia fue uno de los principales copatrocinadores del acuerdo de las Naciones Unidas firmado en París el año 2015 sobre el cambio climático global. Moscú financia tanto agencias especializadas de las Naciones Unidas como instituciones regionales como el Consejo Ártico, en sus esfuerzos por edificar una estrategia eficiente para la reducción del cambio climático.
Sin embargo, es evidente que todavía queda mucho camino por recorrer para crear un sistema de gobernanza multilateral eficaz, tanto para adaptar la región al cambio climático actual como para prevenir conflictos relacionados con el cambio climático entre varios actores internacionales en el Ártico. Dichos actores internacionales, que difieren por su origen, su estatus, su tamaño y su alcance, y que van desde estados poderosos a pequeñas ONG, deberían primero armonizar su forma de enfocar el problema del cambio climático para desarrollar un régimen legal común y unos mecanismos institucionales capaces de encarar con éxito este reto fundamental.