Carlos Lopes
Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para África de las Naciones Unidas
Más allá del ideal panafricano de unidad, hay un objetivo todavía no alcanzado que necesita convertirse en realidad: la integración regional, que actualmente en África dista bastante de ser un activo económico para el continente. Los flujos comerciales entre Burundi y Bélgica, por ejemplo, parecen más fáciles y baratos que entre Burundi y Kenya. Solamente 328 hubs africanos de transporte aéreo, unidos por el grado de conectividad más bajo en comparación con cualquier región del mundo, cubren una masa terrestre de 11,7 millones de kilómetros cuadrados. Este panorama podría explicar por qué África no ha llevado plenamente a cabo su objetivo integrador, pese a los diversos intentos realizados, como el Plan de Acción de Lagos, el Tratado de Abuja, la Nueva Alianza para el Desarrollo de África y la Agenda 2063. Comparado, por ejemplo, con el porcentaje del 25% del comercio intrarregional sobre el comercio total (únicamente mercancías de Norteamérica, el 41% de la Unión Europea o el 43% de Asia, el porcentaje africano sobre el comercio total es del 9%, un número muy bajo.
La integración regional se hace por y para los ciudadanos, y ha de estar arraigada en las comunidades económicas regionales
La integración regional incluye el comercio, pero no se limita solo al comercio. De hecho, la integración regional debería medirse por la forma en que los ciudadanos viajan por placer o trabajo, por la forma en que se comunican al mismo tiempo que hacen transferencias internacionales. Básicamente, la integración regional ha de traducirse en movimientos libres y agilizados de mercancías y de personas, con un enfoque equilibrado en ambos aspectos. Al fin y al cabo, la integración regional se hace por y para los ciudadanos, y ha de estar arraigada en las comunidades económicas regionales.
Este fue el leitmotiv del lanzamiento del Índice de Integración Regional en África. Mediante la investigación llevada a cabo por el Banco Africano de Desarrollo, la Unión Africana y la Comisión Económica para África, los estados miembros africanos pueden acceder ahora a una visión multidimensional y transfronteriza de la integración. Este índice mide los cinco pasos hacia la integración regional africana: especialmente para las economías más grandes del continente, que operan sobre la base de la nación más favorecida cuando comercian unas con otras, la integración comercial entre países vecinos en África es débil, debido a los retos que representan el déficit en infraestructuras, los elevados costes del capital y las barreras no arancelarias. Esto significa que una infraestructura regional mejor que facilite el movimiento de bienes y personas reducirá el coste de las transacciones y acelerará la entrega de bienes y servicios. La integración productiva es clave para el éxito económico de África, y el desarrollo de cadenas de valor regionales y globales ha de ser potenciado mediante unas bases económicas más diversas. Unos corredores comerciales regionales y más compañías regionales de electricidad para impulsar la producción son realidades que deberían impulsar el mercado interno del continente. Por lo que respecta al libre movimiento de personas, el crecimiento de las remesas en los últimos años habla por sí solo: la apertura de fronteras hace posible que la migración colme la brecha de la falta de cualificación, promueve el intercambio de ideas y lleva a la expansión transnacional de la iniciativa empresarial y la innovación. Y en cuanto a la integración financiera y macroeconómica, debería tenerse en cuenta que el libre flujo de capitales estimula la inversión y hace posible un reparto más uniforme del capital entre los sectores más productivos; además, los costes de transacción para hacer negocios caen, lo que beneficia al sector privado y a las empresas de nueva creación (start-ups).
Los resultados apuntan a la EAC (Comunidad del Este de África) como la principal comunidad más integrada de África, seguida por la IGAD (la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo) y la ECOWAS (Comunidad Económica de los Estados del África Occidental). El Índice revela, además, que la integración regional no está necesariamente relacionada con el peso económico de un país en concreto. Por ejemplo, aunque Nigeria representa el 37% del PIB en la región de la ECOWAS, no es uno de los países que obtiene mejores resultados en dicha región. Costa de Marfil, en cambio, representa solamente el 3% del PIB regional dentro de la ECOWAS, pero es el país con un mejor rendimiento en cuanto a integración regional entre los miembros del bloque.
Finalmente, África necesita armonizar las políticas de integración entre sus bloques regionales, si quiere superar los obstáculos de la multiplicidad de estándares, reglas de origen y regímenes que entorpecen los esfuerzos de las comunidades económicas regionales, que han sido el locus de muchas medidas integradoras efectivas.