En los dos últimos siglos, hemos asistido a un boom demográfico sin precedentes en la historia humana, que ha incrementado el número personas de los 600 millones en 1700 hasta los 8.000 de la actualidad. Las proyecciones apuntan a que la población mundial seguirá creciendo, aunque a un ritmo cada vez más lento, hasta el pico de 11.000 millones de habitantes en el 2100, momento a partir del cual, se espera que empiece a decrecer. Esto irá de la mano de dinámicas de fondo como, por ejemplo, la concentración –en 2050 la mitad de la población vivirá en tan solo nueve países y el 70% de ese total en ciudades–, y el envejecimiento –en 2050 habrá más mayores de 65 años que jóvenes y adolescentes entre 15 y 24 años–. Una de las causas de esta dinámica es la caída de la Tasa de Fecundidad que, de media en el mundo, ha pasado de 5 hijos por
mujer en 1950-1955 a la mitad en 2015-2020 (2,5 hijos) y que caerá hasta los 1,9 en 2095-2100, por debajo de la denominada tasa de reemplazo (de 2 hijos por mujer)