Yeo Lay Hwee
Investigadora del Singapore Institute of International Affairs (SIIA) y Directora del European Union Centre en Singapur
Según el calendario previsto, a finales de 2015 la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) debería haberse transformado en una comunidad unificada en su triple dimensión dimensiones –de seguridad política, económica y socio-cultural–. Sin embargo, la realidad a día de hoy es que la integración de ASEAN como una plena comunidad de naciones sigue siendo una aspiración incumplida. Sus críticos han fustigado a la ASEAN por su falta de voluntad para abrazar la fe en una sola comunidad, aunque los más familiarizados con su manera habitual de proceder sostienen que dicha integración de la ASEAN es, de hecho, una trabajo en curso.
Durante la Cumbre vigésimo séptima de la ASEAN celebrada en Kuala Lumpur en noviembre de 2015, los líderes de la entidad firmaron un documento en el que declaraban formalmente la creación de una Comunidad de la ASEAN, al tiempo que reconocían que aún quedaba mucho por hacer. Y esto ha tenido lugar en un contexto especialmente difícil, marcado por una economía global débil y un repunte de la rivalidad geopolítica, especialmente entre China y Estados Unidos, que podría poner en peligro la paz y la estabilidad en la región. Entre otros desafíos específicos que pasaron a primer plano, figura la neblina transfronteriza causada por incendios de bosques y turberas en Indonesia que afectan a la región cada año, además del azote del terrorismo y las amenazas que plantea la organización Estado Islámico (EI), puestas de relieve por los acontecimientos de París.
Por tanto, ¿Qué debería hacer la ASEAN más allá de 2015? En el ámbito de la integración económica se han llevado a la práctica los aspectos más fáciles, como la reducción de los aranceles o el estímulo a los intercambios de bienes, etcétera. La Comunidad Económica de la ASEAN (AEC, en inglés), sin embargo, aspira no solo a promover el comercio y la inversión en el seno de la ASEAN sino que, además, se concibe como un trampolín hacia una integración más profunda con la economía global. Para caer en la cuenta del potencial de la AEC, la ASEAN precisa desarrollar su competitividad a fin de integrarse con éxito en la comunidad global; por otra parte, el hincapié más perentorio después del 2015 radica en impulsar y culminar lo antes posible el Consorcio Regional Integral Económico (RCEP, en inglés), un Acuerdo de Libre Comercio que integraría a la ASEAN y a sus seis socios en el diálogo –China, Japón, Corea del Sur, India, Australia y Nueva Zelanda–.
ASEAN debería centrar cada vez más su base de sustentación en la sociedad
El entorno geopolítico más amplio y las reivindicaciones territoriales solapadas en el Mar de China Meridional que afectan entre otros a China y a cuatro países miembros de la ASEAN han sido puntos crecientemente conflictivos en los últimos años. Es precisamente en el momento en que la ASEAN necesita más cohesión y unidad para que sus principales protagonistas avancen con confianza, que China se muestra más asertiva en sus reclamaciones, y que la evolución interna y las tensiones políticas dentro de algunos estados miembros de la ASEAN desvían la atención de la cuestión de la consolidación regional.
Por lo tanto, la ASEAN penetra en aguas “inexploradas” más allá de 2015. Para que la ASEAN siga siendo importante para sus estados miembros y siga desempeñando un papel útil en la diplomacia Asia-Pacífico, necesitaría redoblar sus esfuerzos en una serie de aspectos concretos: en primer lugar, debería forjar un consenso en la relación con las potencias extranjeras, en particular Estados Unidos y China, cultivando buenas relaciones con ambos sin perder una cierta equidistancia, lo que permitiría a la organización retener seguir ejerciendo un rol central a la hora de congregar a todas las potencias clave en torno a la misma mesa. En segundo lugar, ASEAN debería mantener su labor en la integración económica, centrándose en la creación de un atractivo y abierto clima de inversión y mitigando en lo posible la brecha interna existente en términos de desarrollo; y finalmente, ASEAN debería centrar cada vez más su base de sustentación en la sociedad, favoreciendo la emergencia de una sociedad del conocimiento, con una mejor comprensión de la naturaleza de ASEAN y una participación más activa de la sociedad civil.