Kumi Naidoo
Presidente de la Junta de “Africans Rising for Justice, Peace and Dignity” y secretario general entrante de Amnistía Internacional
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Durante décadas el panafricanismo ha ganado mucho terreno en el combate por la unidad africana abordando los problemas comunes que afectan al continente. Fue el espíritu del panafricanismo el que inspiró la creación de la Organización para la Unidad Africana (OUA) en 1963, que se convirtió en la Unión Africana en 2002, y la de diferentes instituciones panafricanas como el Banco Africano de Desarrollo, la Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, el Tribunal de Justicia de África, etc.
Para muchos africanos de hoy, más allá de la cuestión de la identidad, que sigue siendo relevante, el panafricanismo ha pasado a ser una búsqueda de la democracia y la buena gobernanza. La principal paradoja del panafricanismo actual es el crecimiento de la violencia xenófoba, por ejemplo, en Sudáfrica. Asimismo, los rigurosos requisitos que deben cumplir los ciudadanos africanos para obtener un visado que les permita viajar por el continente tipifica la relación que mantienen actualmente entre ellos los estados africanos, incluso dentro de subregiones como la ECCAS (la Comunidad Económica de Estados del África Central). Pese a un pequeño incremento en el comercio intra-africano, la mayor parte del comercio de África todavía se hace con Europa y Asia. Filosóficamente, el panafricanismo es una idea encomiable: reúne a los pueblos del continente para beneficio de todos. En el pasado hemos visto que el panafricanismo era utilizado para encubrir la construcción de regímenes autoritarios. No obstante, el panafricanismo real tiene que producir frutos tangibles de desarrollo, democracia y solidaridad entre los países africanos para beneficio de todos sus ciudadanos.
Del mismo modo que hay una miríada de retos, también podemos reseñar progresos en el movimiento. Los africanos han hecho añicos la ilusión de que la mayoría de ellos son pasivos o conformistas. Mientras que las organizaciones de la sociedad civil se han visto incapaces de predecir o de dar un valor añadido a las nuevas expresiones de la frustración, el malestar o la indignación, la propia sociedad y los ciudadanos han seguido avanzando, a menudo por su cuenta, hacia sus propios deseos para el futuro. Desde la revolución encabezada por los ciudadanos en Túnez a la campaña #EnoughisEnough en Nigeria; desde el #Rhodes/Fees/ZumaMustFall de Sudáfrica a las luchas contra el #ThirdTermism en Uganda; desde las llamadas a la liberación de los líderes en Burundi y en la República Democrática del Congo, nuevas y digitales formas de organización están siendo encabezadas por unos líderes jóvenes enérgicamente independientes. Estos movimientos de protesta encuentran la solidaridad internacional en las luchas contra los asesinatos extrajudiciales en EEUU (#BlackLivesMatter), contra el ascenso del racismo anti-inmigración en Europa, y contra un sistema capitalista que solo beneficia al 1% de la población (#OccupyMovement). Estos movimientos constituyen un rayo de esperanza y son una fuente de inspiración para la forma en que se orienta la organización de las ONG actuales para construir el África que queremos.
Actualmente nos enfrentamos a una revolución política desde Nigeria a Kenya, desde Túnez a Sudáfrica. Nos hemos alzado y cuestionamos la forma en que estábamos siendo gobernados. Ya se trate de movimientos nacionalistas, de redes de la sociedad civil, de movimientos sociales o de gobiernos que pretenden realmente trabajar para el pueblo, estamos avanzando hacia la restauración de una voz, una forma de activismo y una agenda panafricanas. Es mucho lo que está en juego, pero estamos comprometidos con nuestra causa por el bien de nuestro continente, de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos.
Los movimientos solidarios panafricanos están descentralizados e impulsados por el voluntarismo, la desobediencia civil y una espontaneidad innovadora
Los nuevos movimientos solidarios panafricanos en 2017 están en gran parte descentralizados e impulsados por el voluntarismo, la desobediencia civil y una espontaneidad innovadora. Africans Rising es uno de estos movimientos panafricanos; personas y organizaciones que trabajan en pro de la paz, la justicia y la dignidad, y que están determinadas a fomentar en toda África la solidaridad y la unidad de propósito de los pueblos de África para construir el futuro que queremos: el derecho a la paz, la inclusión social y la prosperidad compartida. Nuestra visión, esbozada en la Declaración del Kilimanjaro (www.africans-rising.org/the-kilimanjaro-declaration), es la de un futuro descentralizado y en poder de los ciudadanos que apoyará y se solidarizará con las luchas y los liderazgos locales, y que implicará a los activistas en el trabajo de base para la construcción de movimientos sociales desde abajo y más allá de las fronteras.