Hannah Abdullah
Investigadora principal, CIDOB
La Alemania de hoy todavía lucha por encontrar su papel en el mundo. El hegemon de Europa es frecuentemente descrito como un líder reticente que a menudo no reacciona ante aquellos conflictos geopolíticos y aquellos retos globales que afectan directamente a sus intereses. Hay, sin embargo, un ámbito de la política exterior en la que Alemania ha ocupado de modo continuo y proactivo su lugar en la escena internacional: su política cultural exterior. Establecida como el tercer pilar de la política exterior alemana en los años setenta del pasado siglo, la Auswärtige Kultur und Bildungspolitik (AKBP, Política cultural y educativa exterior) ha sido uno de los instrumentos más visibles en las relaciones externas de Alemania. Hoy, la AKBP se encuentra en un período de redefinición.
Dirigido por las Mittlerorganisationen (organizaciones de mediación), como el Goethe-Institut, el Institut für Auslandsbeziehungen (IfA), el German Academic Exchange Service (DAAD) y la Deutsche Welle, entre otras, la AKBP engloba las áreas de cultura, educación, ciencia y medios de comunicación. Una característica definitoria de su sección cultural es su enfoque en el diálogo intercultural y el establecimiento de alianzas, en vez de la proyección y promoción de la cultura nacional. El Goethe-Institut y otras Mittlerorganisationen consideran su trabajo más como una forma de “relaciones culturales internacionales” que como una forma de poder blando o de “diplomacia pública”, conceptos que han sido populares desde la Guerra Fría, especialmente en Estados Unidos. Esta diferencia terminológica también indica un enfoque diferente, un enfoque que aspira a los ideales de la escucha y el aprendizaje mutuos, y la solidaridad global.
Aunque las Mittlerorganisationen operan con una cierta independencia del gobierno, es este quien marca las prioridades de la AKBP. La última estrategia integral de la AKBP se adoptó el año 2000 bajo el entonces ministro de Exteriores Joschka Fischer. Esta estrategia, por primera vez, vinculaba explícitamente la política cultural exterior alemana con unos objetivos de política exterior más amplios, en áreas como la construcción de paz y la promoción de la democracia. En una época de transformaciones globales de importancia trascendental, la actual gran coalición gubernamental de la CDU y el SPD ha anunciado el lanzamiento de una nueva estrategia a largo plazo para mediados de 2020. En el contexto geopolítico actual destacan dos áreas de prioridad de la nueva estrategia: el fortalecimiento de la integración europea y de las relaciones con el África Subsahariana.
La inversión alemana en una diplomacia cultural europea es una medida importante para combatir el nacionalismo populista
Alemania se ha implicado mucho en la creación de una identidad cultural europea común. Más recientemente, también ha respaldado activamente la implementación de la estrategia europea conjunta por unas relaciones culturales internacionales como parte de la Estrategia Global de la Unión Europea. En particular, el Goethe-Institut desempeña un papel protagonista en la red de Institutos Culturales Nacionales de la Unión Europea (EUNIC), cuyo objetivo es conseguir una mejor coordinación entre los estados miembros y la definición de una agenda europea. Un proyecto piloto notable es la creación de diez institutos culturales conjuntos franco-alemanes en el año 2020 en ciudades como Erbil, Palermo y Río de Janeiro. La inversión alemana en una diplomacia cultural europea conjunta es una medida importante para combatir el nacionalismo populista que se está propagando por la Unión Europea, y los discursos culturales aislacionistas que promueve.
En un momento en que el África Subsahariana está adquiriendo centralidad en la política global, el acuerdo de coalición entre la CDU y el SPD también declara la necesidad de hacer frente al pasado colonial de Alemania en la región. Un diálogo intercultural franco y crítico con los pueblos de la región es un aspecto central de este objetivo. Las Mittlerorganisationen han puesto el foco en el refuerzo de la cooperación y de las instituciones culturales en África, así como en la investigación en apoyo de la restitución del patrimonio cultural saqueado. Pero hacer frente a la historia colonial de Alemania requerirá también abordar la interrelación entre la política cultural nacional y extranjera del país. Los debates actuales acerca de la construcción de un memorial en Berlín en recuerdo del genocidio de los pueblos herero y namaquas en la actual Namibia a principios del siglo pasado, y los artefactos indígenas que se exhibirán en el nuevo Humboldt Forum de Berlín forman parte tanto de la política cultural interior como de la exterior. El trabajo cultural en el extranjero gana credibilidad a partir de la política cultural que se hace en casa. La nueva estrategia para la AKBP necesita luchar no solo por una presencia internacional más fuerte, sino también por su presencia en Alemania.