Pere Vilanova
Investigador sénior asociado, CIDOB
EDF son las siglas que internacionalmente corresponden a “Estados de Facto” y se refieren al supuesto de una entidad territorial (más o menos extensa) que de acuerdo con el derecho internacional forma parte integrante de un determinado Estado pero cuyo espacio físico, habitantes y control de fronteras escapa por completo al Gobierno y a otras instituciones de ese Estado. En el mundo actual hay varios casos de EDF, y la mayoría de ellos se ubican en el espacio postsoviético, y con un par de excepciones, todos los EDF son producto del fin de la guerra fría y corresponden al mundo postbipolar, es decir, a los últimos 25 años.
La excepción territorial -no está situada en territorio postsoviético- y temporal –es posterior a la caída del muro de Berlín- es Somalilandia, que tiene un Gobierno de hecho, un mínimo de instituciones e incluso orden público. Pero nadie le ha dado carta de naturaleza porque forma parte de Somalia como Estado internacionalmente reconocido, a pesar de que actualmente Somalia ni es Estado, ni tiene Gobierno, ni casi nada excepto piratas, milicias radicales y un embrión raquítico de instituciones gubernamentales en una pequeña parte de la capital, gracias al apoyo de la comunidad internacional.
En el mundo actual hay varios casos de Estados 'de facto', y la mayoría de ellos se ubican en el espacio postsoviético, y con un par de excepciones, son producto del fin de la Guerra Fría
La lista de EDF es larga: Nagorno Karabaj (el Alto Karabaj) es una república que era parte de Azerbaiyán y que declaró su independencia en 1992 después de protagonizar la primera guerra en territorio de la Unión Soviética, entre Armenia y Azerbaiyán. Tiene el apoyo de Rusia y ha sido reconocida por Abjasia, Osetia del Sur y Transnistria, otros tres EDF que no tienen otro reconocimiento externo que el que se dan entre sí bajo la benévola sombra protectora de… Rusia.
En su día (al desaparecer la URSS), Abjasia y Osetia del Sur fueron escenario de breves guerras más o menos civiles, y aunque son parte integrante de Georgia según el derecho internacional, escapan por completo a su control. En el verano del 2008, un imprudente presidente georgiano llamado Mijaíl Saakashvili lanzó a sus magras tropas a liberar dichos territorios y se encontró con la respuesta militar de Rusia, que en pocos días puso las cosas en su sitio. Allí sigue, y no parece que el tema vaya a llegar nunca ni a la puerta del Consejo de Seguridad. En cuanto a Transnistria, es parte de Moldova -país que alcanzó la independencia formal al caer la URSS- pero se separó de ella inmediatamente bajo la protección de… Rusia, con la excusa de que los habitantes de Transnistria hablan ruso y que los moldavos les amenazaban porque históricamente están orientados a Rumanía. Estos cuatro EDF se reconocen diplomáticamente entre sí, pero poco más. Pero por razones de lo más extraño, Abjasia tiene el reconocimiento de Nicaragua, Venezuela, Nauru, Vanuatu y Tuvalu. Más familiar nos resulta el caso de Kosovo, porque no es exactamente como los anteriores: hoy tiene el reconocimiento de más de 100 estados de Naciones Unidas -más de la mitad del total- y pese a todo es solo un EDF, pues no entrará de momento en la ONU y no tiene el reconocimiento de cinco miembros de la Unión Europea (Chipre, Eslovaquia, España, Grecia y Rumanía).