Rilwan Akeyewale
Colaborador en el programa del Foro Económico Mundial y exasociado de la red global de empresas de asesoría fiscal KPMG
“Quiero dar las gracias a todos los líderes, pasados y presentes, que han contribuido a llevarnos a este punto. Estamos recogiendo los frutos de su previsión”. Estas fueron las palabras pronunciadas por el presidente de Rwanda, Paul Kagame, que es también el presidente de la Unión Africana (UA), en la ceremonia inaugural oficial de la 10ª Cumbre Extraordinaria de la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada el 21 de marzo de 2018 en Kigali. Aquel mismo día, más de cincuenta estados miembros de la Unión Africana firmaron al menos uno de los siguientes tres documentos: el Tratado Continental Africano de Libre Comercio (AfCFTA), la Declaración de Kigali y el Protocolo de Libre Circulación. Para ser precisos: 44 de los 55 miembros de la UA han firmado el AfCFTA, 47 la Declaración de Kigali y 30 el Protocolo de Libre Circulación.
Estas rúbricas históricas han sido seguidas por otros destacados acontecimientos, con cada vez más países africanos, incluida Sudáfrica, firmando posteriormente el AfCFTA, mientras que otros, como Nigeria, todavía no lo han hecho. Por lo que respecta a las naciones no signatarias, las excusas giran en torno al escepticismo derivado de la posible influencia negativa del acuerdo sobre la economía y el comercio de sus estados. Personalmente, pienso que es correcto que cada país considere bien la situación antes de dar el paso, pero también creo que el fuerte viento del cambio que sopla hoy sobre África no es algo de lo que ningún Estado africano serio quiera ser excluido. Hoy más que nunca, el proyecto “Agenda 2063” de la Unión Africana parece estar al alcance de la mano.
África se toma muy en serio el sueño de su Agenda 2063, cuya máxima prioridad es la creación de una zona transcontinental de libre comercio
En noviembre de 2018, por ejemplo, Egipto albergó por segunda vez lo que ahora es ya un acontecimiento anual, el Foro Mundial de la Juventud; 5.000 jóvenes líderes y expertos en diversos campos de todo el mundo se reunieron para discutir sobre los problemas mundiales. Se dedicaron dos días especialmente a discutir el proyecto “Agenda 2063: el África que queremos”, durante los cuales, en colaboración con otros jóvenes expertos africanos, propusimos diversas soluciones a los problemas comunes del continente. Exactamente un mes después de este importante evento, de nuevo Egipto albergó durante una semana a los aproximadamente 70.000 visitantes de la primera Feria Comercial Intraafricana (IATF) de la historia, organizada por el Banco Africano de Importación y Exportación (Afreximbank) en colaboración con la UA. Con anterioridad a la IATF, sin embargo, tuvo lugar otro evento histórico, el Foro África 2018, que fue expresamente organizado por el gobierno de Egipto para reunir a más de mil dirigentes empresariales y decisores políticos de África y de todo el mundo. El foro pretendía ser una plataforma excepcional de transacciones comerciales de empresa a empresa y de gobierno a empresa, poniendo en contacto a decisores políticos, financieros, líderes industriales y jóvenes emprendedores. Todo ello enfocado en un sentido: África se toma muy en serio el sueño de su Agenda 2063, cuya máxima prioridad es la creación de una zona transcontinental de libre comercio, que se prevé que en un plazo de cien años llegue a ser el mayor mercado común del mundo. A finales de siglo, la población de África habrá superado los cuatro mil millones de personas, y Nigeria, cuya población es aproximadamente la cuarta parte de la población total de África, habrá ingresado en el club de los “milmillonarios” al que ya pertenecen China e India. Esto explica que la tardanza de Nigeria en firmar los acuerdos del AfCFTA haya causado preocupación entre los expertos y los decisores políticos. El presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, no obstante, explicó que su administración no firmaría el tratado hasta estar seguro de que los acuerdos fuesen beneficiosos para todos los sectores de la economía nigeriana. Si bien esto ha satisfecho a algunos sectores —por ejemplo, a la principal organización sindical del país—, su negativa también ha irritado a otros, incluido el expresidente Olusegun Obasanjo, gran defensor del AfCFTA desde el primer momento.
En conclusión, África, por primera vez en su historia, está empeñada en hacer algo realmente grande. Si el ritmo actual se mantiene, la materialización del AfCFTA está claramente al alcance de la mano. Pero ¿puede África prescindir de Nigeria, su “gigante”? Solo el tiempo lo dirá.