Luigi Carafa
Investigador y Co-organizador de Climate Futures
Para controlar el calentamiento del planeta sin poner en peligro el desarrollo socioeconómico, el mundo tiene que hacer una transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono, resistente y sostenible, en la línea del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. De acuerdo con dicha agenda de desarrollo, todos los países deben tener el propósito de garantizar el acceso de sus ciudadanos a los bienes y servicios básicos (agua, alimento, vivienda, electricidad, transporte, educación y atención sanitaria) y hacer que sus economías funcionen de forma sostenible.
El desarrollo socioeconómico está estrechamente ligado al acceso y a la utilización de la energía; no es pues ninguna sorpresa que en la actualidad sea el sector eléctrico el que emite mayor cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
De mantenerse la tendencia actual, British Petroleum prevé que las economías emergentes y en vías de desarrollo incrementen las emisiones globales en un 20% antes del 2035, debido principalmente al crecimiento de la población, el aumento de volumen de sus economías y al mayor consumo de energía. De promedio, la demanda de electricidad de las economías emergentes y en vías de desarrollo aumenta un 7-8% anual. Es por ello que las energías renovables puede contribuir a descarbonizar la capacidad existente de generación de energía y a cubrir la nueva demanda de electricidad mediante fuentes renovables, conectadas o no a la red, y de una manera consistente.
India, la economía de crecimiento más rápido y el tercer mayor emisor del mundo. Su población sigue creciendo y se calcula que antes del 2022 superará en habitantes a China, lo que plantea un desafío por lo que respecta al consumo eléctrico. Es más, el país acoge a un tercio de los 1.300 millones de personas que no tienen acceso a la energía. Mediante el desarrollo de energías renovables, el gobierno indio espera poder satisfacer la creciente demanda eléctrica de sus ciudadanos.
Según datos del Climate Policy Institute (CPI), el gobierno Modi planea implantar instalaciones para la producción de 60 GW de energía eólica, 10 GW de la incineración de residuos, 5 GW de energía hidroeléctrica a pequeña escala, y 100 GW de capacidad solar desplegada antes de 2022, más del doble de la actual capacidad fotovoltaica de China y Alemania, las dos naciones que mejor aprovechan la energía solar.
La economía global avanza cada vez más hacia la electrificación y la capacidad instalada de renovables sigue creciendo globalmente, incluso en tiempos de precios bajos del petróleo
Aunque hoy nuestras pautas de producción, consumo y transporte dependen en gran medida de los combustibles fósiles, la economía global avanza cada vez más hacia la electrificación y la capacidad instalada de renovables sigue creciendo globalmente, incluso en tiempos de precios bajos del petróleo. Desde 2013, el mundo instala cada año más capacidad de generación de energías renovables que de carbón, gas natural y petróleo combinados.
Los avances tecnológicos han sido rápidos. Los módulos fotovoltaicos cuestan un 75% menos que en 2009, mientras que los precios de las turbinas eólicas se han reducido más de un 30% en el mismo período, y son cada vez más eficientes. Esto hace que la energía proveniente de las fuentes solar y eólica sea en algunos países, cada vez más competitiva en precio.
El sector de las renovables tiene muchos aspectos positivos, entre ellos, la creación de nuevos puestos de trabajo. En paralelo a una buena política industrial, las cadenas de valor local de la energía renovable pueden reducir los costes de financiación de proyectos en los países en vías de desarrollo. La planta termosolar marroquí Noor 1 es un ejemplo de cadena de valor local de la Energía Solar Térmica de Concentración (en inglés, CSP) competitiva en los mercados internacionales.
La eficiencia energética es la que encierra el mayor potencial. Las inversiones en este campo desde 1990 han reducido la factura global del gasto energético en 5,7 billones de dólares. Según cálculos de la Agencia Internacional de la Energía, gracias a las tecnologías de mayor eficiencia energética lograremos el 40% del toda la reducción de emisiones requerida antes de 2050, lo que evitará anualmente 12.800 millones de toneladas de dióxido de carbono menos en EEUU y China.
En conclusión, necesitamos apostar por las tecnologías con baja emisión de carbono si queremos que nuestras naciones “vuelvan a ser grandes”.