Arlie Russell Hochschild
Profesora emérita de Sociología en la University of California en Berkeley y autora de Strangers in Their Own Land: Anger and Mourning on the American Right, seleccionado para el National Book Award
Con la elección en 2016 de Donald Trump, surgió un líder en la derecha radical entre cuyos partidarios se cuentan aproximadamente cuatro de cada diez votantes estadounidenses. Si bien el respaldo a Trump se ha reducido ligeramente en los dos últimos años, sigue teniendo una gran minoría de partidarios, especialmente entre los trabajadores “de mono azul”, blancos y republicanos. Los estadounidenses viven, cada vez más, dentro de una burbuja; durante mucho tiempo, yo misma he vivido y enseñado en una burbuja progresista y demócrata en Berkeley, y el año 2011 me propuse atravesar un “muro de empatía” en un intento de comprender los sentimientos de los votantes de la burbuja profundamente conservadora de Lake Charles, Luisiana, un estado que dio un respaldo abrumador a Trump. He escrito la crónica de mi viaje al interior de esta mentalidad conservadora, de este sentimiento de pérdida y de redención, en mi libro Strangers in Their Own Land (editado en español por Capitán Swing con el título Extraños en su propia tierra).
Con el ascenso de Trump hemos sido testigos de un movimiento milenarista que ha reventado al Partido Republicano, desafiando a la prensa libre y a otros pilares de la democracia de EEUU. Su líder, Donald Trump, ha apelado a la élite de los citados trabajadores blancos “de mono azul” que tienen la sensación de haber sido económica y políticamente excluidos —y que de hecho lo han sido. Y les ha prometido redención, casi como en una versión secular del éxtasis.
Por razones tanto morales como pragmáticas es necesario cerrar la brecha existente entre los seguidores de Trump y el resto de estadounidenses, y hacerlo de dos maneras. Primero tendiendo “puentes de confianza” respetuosos entre ambos lados, con independencia de cualquier acuerdo sobre problemas concretos. Y segundo, buscando puntos de coincidencia en temas clave como el cambio climático: una tarea que a primera vista parecería imposible. Desde que el presidente Trump tomó posesión del cargo, las expresiones “calentamiento global” y “cambio climático” han sido suprimidas de algunos sitios web del gobierno de EEUU. Su “altísimo nivel de inteligencia”, ha dicho el presidente, le lleva a rechazar las conclusiones de trece agencias federales, del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático y de la Organización Meteorológica Mundial. Contra pronóstico, hoy, un número cada vez mayor de republicanos, discrepa.
La tarea pendiente es hacer frente a este movimiento milenarista de la derecha, buscando un terreno común no partidista y dando respuestas más convincentes
En marzo de 2018, el Programa sobre Comunicación del Cambio Climático de Yale University el Centro para la Comunicación sobre el Cambio Climático de George Mason University encuestaron conjuntamente sobre el cambio climático a 1.067 votantes registrados. El estudio “Politics & Global Warming” de marzo de 2018 concluyó que si bien los miembros de los dos partidos discrepan acerca de la causa, sectores mayoritarios en ambos partidos están de acuerdo en que el mundo está experimentando un calentamiento global y exigen que el gobierno actúe para hacer frente al problema. La encuesta preguntaba si Estados Unidos debería “establecer límites estrictos en la emisión de dióxido de carbono en las centrales termoeléctricas alimentadas con carbón para reducir el calentamiento global y mejorar la salud pública”, incluso si “el coste de la electricidad para los consumidores y para las empresas probablemente se incrementaría”. Un 87% de demócratas y un 56% de republicanos contestaron afirmativamente. Otra cuestión: “¿Debería Estados Unidos exigir a las empresas que utilizan combustibles fósiles pagar un impuesto sobre el dióxido de carbono y utilizar el dinero así recaudado para reducir otros impuestos (como el impuesto sobre la renta) por un importe equivalente?”. Un 84% de demócratas y un 56% de republicanos contestaron afirmativamente. Una mayoría de los votantes de ambos partidos piensa que Estados Unidos debería participar en el Acuerdo de París sobre el clima y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, independientemente de lo que hagan otros países. La tarea pendiente, a mi modo de ver, es hacer frente a este movimiento milenarista de la derecha, buscando al mismo tiempo un terreno común no partidista y dando respuestas más convincentes a un sentimiento de pérdida y a un llanto por la redención.