El permafrost es el suelo (rocas o sedimentos) que está congelado desde hace por lo menos dos años, aunque, en las zonas más septentrionales del planeta puede llevar congelado decenas de miles de años. En su proceso de formación, captura cantidades enormes de carbono –animal y vegetal– que, en caso de deshielo, son emanados a la atmósfera. Los datos revelan que a consecuencia del cambio climático, el suelo helado se derrite mucho más rápido de lo previsto. A diferencia de lo que sucede con la medición del hielo glaciar, no disponemos de la tecnología para medir los cambios en el permafrost y la realidad es que desconocemos lo que contiene y como puede comportarse. Según cálculos de la ESA, y al ritmo actual, dos tercios del permafrost se habrán descongelado en 2100. Como afirma Craig Welch para National Geographic, estamos ante “la nevera de Pandora”.