A raíz del cambio climático, aumenta la frecuencia de las sequías y las inundaciones. Actualmente, el riesgo de inundación afecta ya a 3.000 millones de personas –4 de cada 10 habitantes del planeta– repartidos en 110 países. Las inundaciones responden a factores naturales, como las lluvias torrenciales, los monzones o los ciclones, a los que más recientemente se suman las inundaciones costeras debido al aumento del nivel del mar, con especial incidencia en los estados insulares del Pacífico. Su impacto destructivo se multiplica en las cuencas de los grandes ríos (como el Nilo, el Yangtsé, el Mekong, el Indus o el Ganges) a orillas de los cuales se han formado históricamente grandes núcleos de población. En regiones como Asia Meridional o África, la devastación causada por las catástrofes naturales se suma a otras crisis, no solo ambientales, sino también sociales y políticas, lo que agrava las tasas de pobreza, riesgos para la salud, dificultando el acceso a la educación y la seguridad humana básica. La incapacidad del Estado de responder a estas crisis abre la puerta a grupos insurgentes o violentos para proliferar y planta la semilla de futuros conflictos.