A lo largo del s. XX, el aumento exponencial de las emisiones de gases de efecto invernadero ligadas al consumo de combustibles fósiles, atribuibles en su gran mayoría a los países hoy más desarrollados, han favorecido el cambio climático en todo el mundo; el consiguiente aumento de la temperatura está transformando los ciclos del agua y la frecuencia y gravedad de las catástrofes naturales. No obstante, esta constatación llega cuando son los países emergentes –con China a la cabeza– los que están incrementando sus emisiones debido al desarrollo de su economía o a fenómenos como la «exportación de emisiones» desde los países ricos a los países pobres. La consecuencia es que los principales responsables del cambio climático en el pasado son los que reclaman ahora a los emergentes que limiten sus emisiones en el futuro. Otra constatación es que algunos de los países que van a sufrir primero y mas severamente los efectos nocivos del cambio climático son de los que menos contaminan, y que poco pueden hacer para combatirlo.