
Ajit Ranade
Investigador sénior, Takshashila Institution
El actual auge de India responde a una combinación de factores estructurales y de decisiones políticas. Los factores estructurales se refieren a la demografía, la urbanización y las mejoras en la infraestructura física y social; las decisiones políticas tienen que ver con una economía más orientada al libre mercado y más abierta a la globalización. La población activa de India seguirá siendo joven durante varias décadas, hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XXI. Esto crea un círculo virtuoso de niveles crecientes de generación de renta, consumo, recaudación fiscal, inversión y crecimiento. La base tributaria cada vez mayor crea oportunidades para la financiación de bienes y servicios públicos, como carreteras, escuelas y asistencia médica sin tener que ejercer una presión excesiva en las restricciones fiscales. La orientación cada vez mayor hacia el libre mercado y el abandono de la planificación central pueden liberar el espíritu emprendedor y la innovación a una escala sin precedentes. Con el viento a favor de la economía global y del clima empresarial, en pocas décadas India puede ascender a una economía de renta media-alta.
La economía india recibió un fuerte impulso con las reformas del 1991, iniciadas sobre el telón de fondo de una crisis en la balanza de pagos. Desde entonces, la economía no ha vuelto a mirar hacia atrás. Los avances en telecomunicaciones, servicios bancarios, financieros e informáticos son espectaculares y muy visibles. Por ejemplo, India ha podido quemar etapas en la evolución de la tecnología de las telecomunicaciones, utilizando en beneficio propio su poco desarrollado legado de telefonía fija para impulsar agresivamente la telefonía inalámbrica. Ahora que el mundo se adentra en una fase en la que más de la mitad de la economía residirá en el ámbito digital, India está en una posición privilegiada para seguir impulsando su propia economía digital. Las telecomunicaciones son la infraestructura base sobre la que se cimenta la economía digital, y en India, este sector ha experimentado un crecimiento muy rápido, que la ha situado entre las cinco primeras del mundo en cuanto a consumo de datos digitales. Y sin embargo, no está ni mucho menos cerca de su tope potencial. Conceptos como el internet de las cosas son todavía incipientes en India y en otras partes. Lo mismo puede decirse de otros varios sectores en los que, a pesar del fuerte crecimiento experimentado durante tres décadas, aún pueden crecer mucho más. El sector financiero de India, por ejemplo, crecerá con mayor rapidez que la economía, dado que casi la mitad del gran ahorro agregado tiene que migrar hacia productos financieros. Asimismo, la todavía enorme demanda de gastos en infraestructura es una buena oportunidad para que los fondos de pensión y de jubilación, tanto en India como del exterior, inviertan de manera provechosa. Los profesionales sanitarios, por su parte, tanto los más cualificados como los semicualificados, pueden atender a las necesidades de una sociedad que globalmente envejece. También el sector turístico está en gran parte sin explotar para el consumo de los turistas de India y de todo el mundo, y puede por tanto ofrecer simultáneamente empleo, inversión y oportunidades de generar renta.
India, con una economía en rápido crecimiento, está preparada para convertirse en la tercera economía más grande del mundo
Los decisores políticos indios son plenamente conscientes de los retos que representan el cambio climático, la presión por los recursos hídricos y la capacitación a gran escala de la fuerza laboral. Existe, por otra parte, la necesidad de proceder a reformas electorales, judiciales y administrativas para satisfacer las necesidades de un sistema político joven, ambicioso y en rápida transformación. La nación también tiene que encontrar el equilibrio adecuado entre las fuerzas centrífugas y las centrípetas que garantice un mercado económico común dentro del marco federal, y que deje a los estados y a las entidades subsoberanas la libertad suficiente para perseguir sus objetivos en el seno de un marco nacional común. India es una unión de estados, muchos de los cuales son más grandes que los principales países europeos. Pero después de siete décadas y con toda su diversidad, la democracia india es más fuerte y más resistente, y su economía en rápido crecimiento está preparada para convertirse en un futuro próximo en la tercera economía más grande del mundo.