Celina Del Felice
Consultora independiente y profesora colaboradora de la Universitat Oberta de Catalunya
Obi Peter Onyeigwe
Coordinador de YOUPEDA, Youth for Peacebuilding and Development in Africa, Nigeria
Se estima que el 60% de la población africana tiene menos de 24 años. Con tasas de crecimiento demográfico altas, África será responsable de más de la mitad del aumento de la población global entre 2015 y 2050. Estos datos pueden generar miedo o esperanza, según la perspectiva desde que se mire. Pero las razones para una u otra percepción no están en los datos demográficos en sí, sino en la manera en que las sociedades africanas encaren sus desafíos y en la que impliquen a la juventud.
En general, la juventud se ve como un problema a resolver: los jóvenes africanos aparecen como víctimas de conflictos armados, como una masa excluida y descontenta al borde del estallido, como miembros de grupos armados y extremistas. Si bien no debemos negar que esto forma parte de la realidad, sabemos que la mayoría de los jóvenes africanos no se implican en acciones violentas, incluso cuando muchos las han padecido. Es crucial no encasillar a la juventud africana ni simplificar su realidad; la juventud africana y sus contextos son diversos y sabemos poco sobre sus motivaciones e implicación social.
La mayoría de la juventud africana no solo es pacífica, sino que se compromete socialmente en multitud de iniciativas que es capaz de crear, proponer y liderar
Los estudios certifican que la mayoría de esa juventud no solo es pacífica, sino que muchos se comprometen socialmente, en multitud de iniciativas que son capaces de crear, proponer y liderar. La juventud no es descrita como una masa pasiva y desinteresada, sino que se pone el énfasis en su “agencia”, es decir, en su capacidad de reflexionar y actuar. Se documentan muchos casos de agencia juvenil transformadora: el rol de los jóvenes en procesos de reconciliación y prevención de la violencia electoral en Burundi, el trabajo de los jóvenes en la prevención del extremismo violento en el Norte de Nigeria, la historia de Equal Education en Sudáfrica, una asociación de estudiantes secundarios implicados con la mejora de la calidad de su educación, la valentía de jóvenes feministas en Uganda… (Del Felice y Onyegwe: La juventud en África, impulsora del cambio, Casa África/Los Libros de la Catarata, Madrid, 2018). Las iniciativas juveniles se organizan también a nivel regional y continental para hacer oír su voz e influenciar en las decisiones que les afectan, por ejemplo, el caso de Africtivistes o de la United Network of Young Peacebuilders, una red global de 102 organizaciones juveniles, de las cuales 48 son africanas.
La creciente fuerza de los movimientos juveniles y la atención que han generado tanto en el ámbito académico como en el de políticas de paz y seguridad evidencian un cambio de paradigma. La Resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas 2.250 sobre Juventud, Paz y Seguridad (2015) da cuenta de este cambio. Los países africanos e instituciones como la Unión Africana y la CEDEAO han apoyado estas resoluciones y se están implicando para implementarlas (Zaro: “La juventud en los procesos de paz, seguridad y desarrollo en África Occidental y el Sahel”, en La juventud en África…). La juventud no es solo vista como un grupo vulnerable, sino que aparece como un socio fundamental en la construcción de paz y seguridad en el continente.
La Unión Africana a través de su “Agenda 2063” busca mejorar la inclusión social, educativa y económica de la juventud y asegurarse de que los temas juveniles se conviertan en temas transversales de las agendas de desarrollo. La UA declaró el año 2017 como el “Año de la juventud” con el lema: “Aprovechando el dividendo demográfico a través de la inversión en la juventud”. Además, la designación de una Enviada Especial de Juventud de la Unión Africana, Aya Chebbi, y la creación de un Consejo Asesor Juvenil son indicadores del compromiso con esta agenda en la que los jóvenes no solo aparecen como beneficiarios sino, sobre todo, como sus protagonistas e impulsores. Ojalá podamos ver en África muchos más ejemplos de transformación social impulsados por jóvenes y en el marco de un verdadero diálogo intergeneracional.