Farkhad Tolipov
Director del Non-Governmental Research Institution Knowledge Caravan, Tashkent, Uzbekistán
La fase actual de desarrollo post-soviético de los países del Asia Central puede calificarse “Asia Central 2.0”, lo que significa que la fase de “Asia Central 1.0” ha terminado. La nueva fase está relacionada con el final objetivo del período de transición en general y con la nueva apertura de Uzbekistán a los asuntos regionales, denominada, por analogía, Uzbekistán 2.0. Tanto el primer como el segundo período ilustran que Uzbekistán desempeña un papel fundamental en Asia Central. El año 2020 nuevos líderes llegaron al poder en casi todos los países de la región, incluida Uzbekistán.
La política de Tashkent es de carácter decisivo: su autoaislacionismo frena la integración; su activismo la estimula. ¿Cuáles fueron los pilares del poder supremo (y perpetuado) en el Uzbekistán de Islam Karímov? El control del poder por parte del ex primer presidente uzbeko se creó mediante la sofisticada interrelación e intercambios mutuos de cuatro elementos: el culto a la personalidad y la maquinaria ideológica; unos Servicios Nacionales de Seguridad (SNS) y un aparato presidencial omnipotente; unos partidos políticos oportunistas con miembros arribistas; y el absentismo político de la población y el “tradicional” paternalismo de la sociedad.
Tras la muerte de Karímov, en diciembre del 2016, se eligió el nuevo presidente Shavkat Mirziyoev. Este lanzó una serie de reformas generales tanto en asuntos domésticos como en las relaciones internacionales del país. En pocas palabras: en asuntos domésticos ha puesto en marcha importantes medidas liberalizadoras en casi todos los ámbitos: economía, impuestos, iniciativas empresariales, educación, ciencia, sociedad civil, administración, etc. Solo las reformas políticas están siendo relativamente lentas.
El poder de Mirziyoev, a su vez, parece tener tres características: es un poder autocrático blando, que avanza lentamente hacia la democracia impulsando reformas en el mercado y activando a la sociedad civil, pero manteniendo un fuerte control del sistema político; ya no es una continuación del sistema político soviético y es más bien genuinamente post-soviético (el régimen de Karímov era una replicación del régimen soviético); y es gradualmente reformista y no pro statu quo.
El principal cambio en Asia Central es la revitalización de las Reuniones Consultivas de jefes de Estado
En el 2019 Kazajstán también eligió un nuevo presidente, Kassym-Jomart Tokáyev. Tokáyev puede considerarse como un político hijo de su predecesor. Pero en Kazajstán el primer presidente, Nursultán Nazarbáev, está vivo y permanece en el poder como Jefe del Consejo de Seguridad, Presidente del Partido Nur-Otan, Presidente de la Asamblea de los Pueblos del Kazajstán y miembro del Consejo Constitucional. Además, como declaró Tokáyev, las opiniones de Nazarbáev tendrán un carácter especial y prioritario a la hora de concretar las decisiones estratégicas. En el 2017, Kirguistán también eligió un nuevo presidente, Sooronbay Jeenbekov. De hecho, se convirtió en el quinto presidente después de que el país consiguiese su independencia en 1991. Kirguistán ha sido descrito por muchos expertos y observadores como la isla de la democracia en Asia Central. De todos modos, es el país donde los presidentes han sido derrocados en más casos por la fuerza a resultas de las denominadas “revoluciones de colores”. Es el país más pequeño y más vulnerable de la región, y más expuesto a las amenazas del extremismo islámico.
En Turkmenistán, el segundo presidente, Gurbanguly Berdymuhamedov fue elegido después de la muerte del primero, Saparmurat Niyázov, en febrero del 2007. El único líder que permanece en el poder desde 1994 es el presidente tayiko Emomali Rahmon. Tanto Turkmenistán como Tayikistán siguen siendo autocracias fuertes y están menos predispuestas a realizar reformas domésticas.
El principal cambio que ha tenido lugar con la nueva generación de líderes en Asia Central es la revitalización desde marzo del 2018 del formato regional de interacciones denominado Reuniones Consultivas de jefes de Estado. La primera de estas reuniones tuvo lugar en Astaná en marzo del 2018, la segunda en Tashkent en noviembre del 2019, y la tercera está programada para este año. Lo que también es importante es que Turkmenistán, que ha permanecido voluntariamente aislado del formato regional desde comienzos de la década de 1990 sobre la base de su oficialmente proclamada neutralidad, se involucra de nuevo con los otros cuatro países del Asia Central y asiste a las Reuniones Consultivas.