LAIA TARRAGONA FENOSA,
Gestora de proyectos, CIDOB
El año 2015 empezó con el anuncio de aplazamiento del ya tradicional encuentro anual entre los líderes de los tres países que conforman América del Norte, conocido como la Cumbre de los Tres Amigos. Canadá, país organizador, la pospuso indefinidamente por, parece ser, tensiones con Estados Unidos en torno a la ampliación del oleoducto Keystone XL. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, el primer ministro canadiense Harper no quiso exponerse al riesgo político que supondría un encuentro tenso con Estados Unidos. Las relaciones entre los dos países no han pasado por su mejor momento en 2015, aunque esto puede cambiar con la llegada al poder del nuevo primer ministro canadiense Justin Trudeau, quien ha declarado que mejorar las relaciones con su país vecino es una de sus prioridades. Por otro lado, las relaciones entre Canadá y México tampoco eran fluidas a inicios de 2015 debido a las exigencias de visado a nacionales mexicanos. No obstante, en abril de ese año Canadá anunció que a partir de 2016 incluirá a México en el programa de Autorización Electrónica de Viaje (ETA), con lo que se suavizarán las medidas de entrada. Por su parte, el presidente Peña Nieto empezó el año visitando a Obama en Washington en enero, en una reunión en que se trataron temas como la inmigración, la seguridad, la economía y Cuba.
El año 2015 fue también año de citas electorales en la región. En julio se celebraron elecciones federales de México, en octubre en Canadá, y se respira ya un ambiente pre-electoral en Estados Unidos con la carrera hacia las presidenciales de noviembre de 2016. Las relaciones comerciales y los temas energéticos siguen marcando el ritmo de las relaciones entre los tres países, y no cesan en su importancia temas como la inmigración y las dinámicas de seguridad. Finalmente, a principios de octubre finalizaron las negociaciones para la firma del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) que incluye a los tres países de América del Norte junto con Singapur, Brunei, Malasia, Vietnam, Japón, Nueva Zelanda, Australia, Chile y Perú. Si llega a firmarse, tendrá importantes consecuencias para la región y más allá.
Tras 20 años la principal crítica que se hace al NAFTA es que no consiguieron reducirse las diferencias en progreso y nivel de vida entre EEUU y Canadá con México
Lazos comerciales
Los lazos comerciales entre Canadá, Estados Unidos y México siguen siendo la dinámica integradora más importante en la región de América del Norte. No en vano, los tres países constituyen una zona de libre comercio gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), que entró en vigor hace ya más de veinte años (en 1994).
Es innegable que ha habido un crecimiento del comercio regional durante esos veinte años de NAFTA. No obstante, la principal crítica que se hace al acuerdo es que no consiguieron reducirse las diferencias en progreso y nivel de vida entre EEUU y Canadá con México. De hecho, México crecía más rápido hasta los años ochenta, y la desigualdad y la pobreza han aumentado entre la población mexicana en las últimas décadas.
Por otra parte, es difícil medir cuál hubiera sido el escenario si el NAFTA no hubiera llegado a firmarse; otros países como Brasil, Chile, Colombia, Perú o Uruguay experimentaron un crecimiento económico superior al de México sin contar con un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Canadá durante toda la década de los noventa y gran parte de la siguiente.
Las objeciones al NAFTA oscilan desde una crítica frontal al tratado por haber sido diseñado para desproteger a los trabajadores y consumidores en beneficio de las elites empresariales, hasta una crítica más constructiva que sugiere que habría sido más beneficioso un acuerdo más ambicioso e integrador, que hubiera permitido mayor movilidad laboral y que hubiera incluido más sectores como el energético, infraestructuras, educación, o la seguridad.
Sea cual sea la valoración que se haga del NAFTA, los lazos comerciales han sido y siguen siendo sin lugar a duda el principal motor de integración de la región de América del Norte. En 2013, México exportó casi el 80% de sus bienes y servicios dentro de la región: el 71% a Estados Unidos, y el 6,2% a Canadá, sus dos principales clientes. Asimismo, México importó el 51% de sus compras a Estados Unidos. Por su parte, los principales destinos de exportación de Estados Unidos fueron Canadá (un 16%) y México (un 13%). Mientras las importaciones a Estados Unidos provienen en primer lugar de China en un 20%, pero en segundo y tercer lugar vienen de Canadá (15%) y México (13%). En el caso de Canadá, el 73% de sus exportaciones fueron en 2013 a Estados Unidos (y a México en un 2,7%). Por último, el 51% de las importaciones a Canadá se originaron en Estados Unidos, y el 5,4% en México.
Posiblemente, el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), firmado en octubre de 2015, y que incluye a los tres miembros de NAFTA más otros nueve países del Pacífico, supondrá una superación del NAFTA, si es finalmente ratificado por todos los estados socios (en el caso de Estados Unidos deberá ser aprobado por el Congreso, lo cual no está en absoluto garantizado). Habrá que seguir con atención las consecuencias de una potencial entrada en vigor del TPP en un futuro próximo.
Dinámicas de seguridad
América del Norte es una región libre de conflictos territoriales, pero se enfrenta al grave problema de la inseguridad vinculada al narcotráfico. Si bien los focos mediáticos sitúan el epicentro del problema en México, la cuestión requiere una solución regional. No solo porque el principal destino de la droga sea el mercado estadounidense, sino porque la presencia en Estados Unidos de bandas asociadas a los cárteles es cada vez más patente, y constituyen la mayor amenaza criminal para Estados Unidos según la Evaluación de Amenazas de Droga 2015 de la DEA (Drug Enforcement Administration). Según dicho informe la presencia del cártel de Sinaloa se extiende a más de la mitad del territorio estadounidense.
México y EEUU pusieron en marcha en 2007 la Iniciativa Mérida, un programa bilateral cuyos pilares son la reducción de la capacidad operativa de los grupos criminales, la implementación de reformas institucionales y judiciales para reforzar el estado de derecho y el respeto de los derechos humanos, la seguridad de las fronteras, y el desarrollo de programas comunitarios preventivos de empoderamiento de la sociedad civil. En 2015, el Congreso estadounidense destinó 148 millones de dólares a la Iniciativa Mérida. Sin embargo, en octubre se hizo público el bloqueo de un 15% del presupuesto por el incumplimiento de los criterios relativos a los derechos humanos. Esta decisión se asocia a la implicación del ejército y la policía en violaciones de derechos humanos en dos casos paradigmáticos revelados en 2014: Tlatlaya e Iguala, y a una sensación generalizada de impunidad.
En México, 2015 se puede considerar un año muy decepcionante en materia de seguridad. Por un lado, la anunciada agenda de seguridad de Peña Nieto de transformación institucional y reformas policiales no avanzó durante 2015, e incluso se produjeron recortes presupuestarios a la recién estrenada Gendarmería Nacional, cuerpo de la policía dependiente del ejército creado en 2014 con el objetivo de constituirse en una división policial mejor formada y preparada para la lucha contra el crimen organizado.
Por otro lado, las prometedoras reducciones de la criminalidad de los años precedentes sufrieron un vuelco, y 2015 se convertió en el primer año desde 2011 en el que se han incrementado el número de homicidios. Este aumento pone de manifiesto que las reducciones de los años anteriores posiblemente no deberían atribuirse, o al menos no en exclusiva, a políticas gubernamentales sino a las propias dinámicas criminales, y a momentos de mayor o menor intensidad de las luchas de poder entre cárteles. Especialmente llamativo es el incremento de la violencia en la capital, con un aumento de un 25%, que convirtió 2015 en el año más violento desde 1999, hecho que confirma el afianzamiento de la presencia de los cárteles en la capital mexicana y que el DF no es, ni mucho menos, una excepción en el problema del narco, como afirmó Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno de Ciudad de México.
Si en febrero de 2014 la administración de Peña Nieto quiso convertir la detención de el Chapo Guzmán en un símbolo de efectividad de sus políticas contra el narco, su rocambolesca huida en 2015 puso en evidencia que contó con la ayuda de funcionarios de prisiones, y malogró la escasa confianza que la población tiene en las autoridades, el sistema judicial y penitenciario. A nivel exterior, dejó bajo mínimos el nivel de confianza de Estados Unidos –que había colaborado en la detención de Guzmán y había solicitado su extradición–, en la capacidad de México para custodiar y retener a los capos del narcotráfico1. La huida de Guzmán, que es la segunda (ya se escapó de una prisión en 2001) y el cierre en falso de la investigación sobre la desaparición y asesinato de 43 estudiantes en Iguala en 2014, son dos casos que han puesto de manifiesto la terrible complicidad entre el narco, las autoridades y las fuerzas de seguridad en algunas zonas de México. La capacidad del narco de corromper a funcionarios en todos los estamentos de la administración deja al estado de derecho mexicano muy debilitado.
En materia de política exterior, en 2015 EEUU protagonizó dos hechos históricos: la normalización de las relaciones diplomáticas con Cuba por un lado, y el acuerdo nuclear con Irán por el otro, superando en ambos casos décadas de distanciamiento.
Canadá
Durante el año 2015 el proyecto de ampliación del oleoducto Keystone XL siguió suponiendo un motivo de fricción entre Ottawa y Washington. Tras más de siete años esperando la decisión del presidente estadounidense Barack Obama, la compañía TransCanada solicitó finalmente en noviembre que se suspendiera la petición, anticipándose así a la esperada negativa que Obama hizo pública pocos días más tarde. Con ello, la compañía deja abierta la posibilidad de presentar nuevamente el proyecto al próximo presidente de los Estados Unidos.
El 19 de octubre el Partido Liberal ganó las elecciones generales tras una década de gobierno conservador. El liberal Justin Trudeau (hijo del histórico primer ministro canadiense Pierre Trudeau) se impuso claramente a Stephen Harper, algo que no parecía posible cuando empezó la campaña electoral. Uno de los temas en que Trudeau ha manifestado su interés es en ser más activo que su predecesor en la lucha contra el cambio climático. En este sentido, mientras que Harper se ausentó de la cumbre de Naciones Unidas de 2014, Trudeau ha asistido al encuentro de París COP21 a final de año. Además, Trudeau ha declarado sus intenciones de hacer más para limitar el impacto medioambiental del proyecto Keystone XL y para mejorar las relaciones con el país vecino, tras el distanciamiento entre Obama y Harper con motivo de dicha infraestructura. Otras medidas que le diferencian de su predecesor son su promesa de legalizar la marihuana, el acercamiento a Irán, o el incremento del número de refugiados sirios que admitiría Canadá.
En el transcurso de 2015 no se llegó a firmar ni ratificar el acuerdo de libre comercio entre Canadá y la Unión Europea (CETA). Lo que en 2013 pareció que era un camino seguro, ahora ya no lo es tanto. Es paradigmático que desde que empezaran las negociaciones del TTIP, el acuerdo entre Canadá y la UE está también en el punto de mira por parte de la ciudadanía, en especial debido a unas cláusulas muy controvertidas y que generan una oposición, como el mecanismo previsto de arbitraje entre inversores y estados.
Estados Unidos
En Estados Unidos el año empezó con la apertura del nuevo Congreso tras las elecciones de noviembre de 2014. Los republicanos siguieron controlando la cámara (246 representantes frente a 188 de los demócratas) y mantuvieron también mayoría en el Senado (54 a 44). En política interna, uno de los hechos más relevantes del año fue que el Tribunal Supremo aprobó la reforma sanitaria, convirtiéndose de esta forma en uno de los principales legados del mandato de Barack Obama. En sentido contrario, la reforma migratoria, otro de los proyectos estrella de Obama, quedó en suspenso por el control republicano de ambas cámaras, y además, la Acción Ejecutiva de Obama para frenar la deportación de más de 5 millones de indocumentados fue paralizada por una corte federal de Texas, decisión que fue ratificada por una corte de apelación. En el plano de los derechos civiles, el Tribunal Supremo legalizó el matrimonio homosexual, declarando ilegales las leyes de 14 estados que lo prohibían. Por otra parte, el 29 noviembre 2015 se puso fin al programa de volcado masivo de datos telefónicos de ciudadanos estadounidenses que fue destapado por Edward Snowden en 2013. Cabe resaltar, no obstante, que otros programas igualmente controvertidos siguen en marcha, como es el caso de programa PRISM, también desvelado por el mismo Snowden.
En materia de política exterior, tras más de medio siglo de distanciamiento, el año 2015 deparó la normalización de las relaciones diplomáticas con Cuba, que tuvo su punto de partida en diciembre de 2014 con el anuncio del inicio del proceso por parte de los presidentes Raúl Castro y Barack Obama, y culminó con la histórica reapertura de sus respectivas embajadas, en La Habana y Washington DC, el 20 de julio. Paralelamente a este hecho simbólico, pero de gran contenido político, se fueron eliminando algunas restricciones comerciales: empresas de transporte, servicios de telecomunicaciones e internet, etc., y se fueron flexibilizando las condiciones para viajar a la isla. Aunque el embargo sigue vigente, dado que tiene rango de ley y para su retirada definitiva es necesaria la aprobación del Congreso, todo parece indicar que el proceso no tiene marcha atrás, y que se ha puesto punto y final a un triste episodio que ha marcado la zona durante décadas.
Otro hito histórico fue el acuerdo nuclear con Irán, que constituye el primer éxito diplomático entre ambos países desde que en 1979 Jimmy Carter rompiera las relaciones con Teherán. El acuerdo culminó un largo proceso de negociaciones iniciado con la llegada al poder de Hassan Rouhaní en 2013. Según el pacto, Irán se compromete a limitar su programa nuclear a cambio de ver levantadas las sanciones y bloqueos, que han puesto al país en una complicada situación económica y le han llevado a un importante aislamiento político. El acuerdo tiene enormes implicaciones geoestratégicas no solo para Oriente Medio, ya sea por la posibilidad de las exportaciones de petróleo de Irán, las diferencias entre confrontación entre el islamismo chií (Irán) y el suní (Arabia Saudí) en la región, y por la resistencia de Israel al acuerdo.
En otro plano de la escena internacional, la renacida tensión entre EEUU y Rusia por el conflicto en Ucrania en 2014 encontró otro escenario en la crisis de Siria, por el diferente rol que ambos conceden a Bashar al-Assad en la resolución del conflicto iniciado en 2011. En este contexto, los atentados terroristas del 13 de noviembre en París supusieron un punto de inflexión, al poner sobre la mesa la urgencia de la lucha contra la organización Estado Islámico (EI); y Siria es un elemento clave en este punto.
En el plano económico, la Reserva Federal presidida por Janet Yellen mantuvo los tipos de interés cercanos al 0% durante todo el año, hasta que en diciembre de 2015 optó por subirlos por primera vez en nueve años. La inexistencia de tensiones inflacionarias y la revalorización del dólar frente al euro, por un lado, y un débil crecimiento a nivel mundial con la volatilidad en los mercados financieros por las dificultades que atraviesan los países emergentes y las dudas sobre China, por otro, provocaron que la Reserva Federal mantuviera esa política monetaria de laxitud extrema desde 2006. En cierta medida, el fin de esta política con la subida de los tipos indica que Yellen da por superada la recesión.
Por último, en el plano político el año 2015 dio inicio a la carrera para las elecciones presidenciales que se celebrarán el 8 de noviembre de 2016. En el bando republicano, las encuestas colocaban al magnate Donald Trump como favorito, seguido por el afroamericano Ben Carson, los latinos Ted Cruz y Marco Rubio, y Jeb Bush. El protagonismo mediático de Donald Trump y la radicalidad de sus opiniones anti-inmigración eclipsaron a sus oponentes y encontraron una importante respuesta social, en un año en el que las tensiones raciales (Baltimore, South Carolina, Texas y Missouri) fueron especialmente graves. El estilo provocador de Trump le llevó a asociar inmigración con problemas de criminalidad, drogas, violaciones, y terrorismo, llegando a proponer la creación de un registro de ciudadanos musulmanes en los días posteriores a los atentados del 13 de noviembre en París.
En las filas del Partido Demócrata Hillary Clinton, considerada como la candidata del establishment por sus oponentes, sigue siendo la favorita, aunque cabe tener presente la aparición en escena de Bernie Sanders, el veterano senador de Vermont, que se autodefine como socialdemócrata y al que se le atribuyó el mérito de haber inclinado los postulados demócratas hacia un mayor progresismo. En los debates mantenidos hasta ahora ha sido en materia económica y fiscal donde Clinton, Sanders y el tercer candidato, O´Maley, evidenciaron sus mayores diferencias.
México
El 7 de junio de 2015 se celebraron en México elecciones federales, también denominadas intermedias. Unos comicios convocados en un clima de alta tensión, culminando una complicada y tensa campaña electoral durante la cual 6 candidatos fueron asesinados y hubo episodios de violencia preelectoral en varios estados. Así, en Jalisco hubo serios enfrentamientos con el cartel de Jalisco Nueva Generación, en los que se llegó a abatir un helicóptero del ejército, causando la muerte de 9 personas. En otros estados como Oaxaca, Guerrero y Chiapas siguieron los incidentes por el pulso que mantiene el gobierno con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el sindicato más importante del sector educativo, a raíz de la reforma educativa.
La grave crisis de seguridad venía ya arrastrándose desde septiembre de 2014, a raíz del asesinato y desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa en el municipio de Iguala (Estado de Guerrero), otros asesinatos de activistas y periodistas y las evidencias de la complicidad entre crimen organizado, fuerzas políticas y cuerpos de seguridad. Estos episodios generaron una gran repulsa social y desconfianza en cuanto a la capacidad del Gobierno para responder ante tales atrocidades y llevar a cabo las reformas políticas.
Los resultados mismos de los comicios mostraron claramente una fuerte desconfianza hacia los partidos tradicionales, que fueron castigados por el electorado. El PRI de Peña Nieto ganó con un 30% de los votos, perdiendo 10 escaños. Pese a esto, el gobierno actual salió reforzado,
puesto que sus aliados del Partido Verde pasaron de 27 a 47 escaños. Los grandes perdedores fueron el partido opositor PAN, que se quedó en el 21% de los votos, y la izquierda, dividida en dos partidos: el Partido de la Revolución Democrático (PRD), que logró únicamente el 10% de los votos, y el nuevo partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), creado por el antiguo candidato del PRD López Obrador y que consiguió el 8,4% de los votos. Cabe destacar que el gobernador de Nuevo León y el alcalde de la ciudad de Guadalajara son independientes, algo que no había ocurrido nunca hasta la fecha.
Tras tres años de gobierno, el PRI ha visto en estas elecciones como su popularidad ha ido en descenso, con la imagen de Peña Nieto en mínimos históricos con tan solo el 34% de aprobación. Varios temas han alimentado el descrédito del gobierno: la complejidad de llevar a cabo las reformas estructurales, el enfrentamiento con el sindicato de maestros CNTE, la incompetencia de las autoridades en la investigación de la desaparición de los estudiantes normalistas en Iguala mencionada anteriormente, lo que hace aumentar las sospechas sobre una clara muestra del poder del narcotráfico y sus lazos con las autoridades y la política, y por último, la fuga de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, de una prisión de alta seguridad en julio de 2015 quince días después de la petición de extradición de Estados Unidos. Todo ello augura una compleja segunda parte de mandato para Peña Nieto, que aunque mantiene un relativo control del legislativo, no logra despejar las dudas acerca de si mantiene el apoyo suficiente para liderar un ambicioso programa de reformas y hacer frente a la grave crisis política.
Finalmente, el 12 de junio de celebró en Bruselas la VII Cumbre UE-México, en la que se acordó actualizar el Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación (Acuerdo Global) firmado en 1997. Por otra parte, también en junio, una decisión histórica la Corte Suprema de Justicia de la Nación equiparó el matrimonio gay al matrimonio heterosexual, allanando así el camino hacia su legalización en todo el país.
Conclusiones
El año 2015 fue un año electoral en América del Norte, con las elecciones generales en Canadá, las federales en México, y el inicio de la carrera hacia las presidenciales de 2016 en Estados Unidos. Es evidente que estas últimas, previstas para noviembre de 2016, marcarán el próximo año en la región. La administración demócrata intentará a lo largo del presente año y hasta la cita electoral impulsar y finalizar algunas de las iniciativas de Obama, que se verían muy complicadas en caso de victoria republicana. Es el caso de la ratificación del TPP, o de un acuerdo sobre el TTIP que se ve cada día más lejano. Habrá que ver cómo progresan las negociaciones sobre este último y los resultados de la visita de Obama a Angela Merkel en Alemania, programada para abril de 2016.
Del resultado de las próximas elecciones estadounidenses dependen varios temas que en 2015 han marcado las relaciones entre Canadá y Estados Unidos. Los candidatos republicanos se han mostrado generalmente a favor de la ampliación del oleoducto Keystone XL. Mientras tanto, los actuales líderes Obama y Trudeau se encontrarán a lo largo del año, y previsiblemente los dos países vuelvan a acercarse. Los dos líderes han demostrado buena sintonía y han expresado su intención de fortalecer las relaciones bilaterales, recordando que hay otros temas aparte de Keystone XL que les unen, como son el comercio, el compromiso contra el cambio climático o la lucha contra el terrorismo. A finales de 2015 se hizo público que en marzo de 2016, los Trudeau acudirán a la Casa Blanca con motivo de una visita oficial, que incluirá la primera cena de estado en la Casa Blanca con un líder canadiense desde 1997.
El resultado de las elecciones estadounidenses marcará también las relaciones entre México y Estados Unidos en un tema tan importante como es el debate migratorio, que de bien seguro será una de las cuestiones más importantes durante la carrera electoral. Una victoria de Trump sería desastrosa por razones obvias. Por otra parte, este tema ha enfrentado este año a los otros dos candidatos, Ted Cruz y Marco Rubio, que se han atacado mutuamente por sus posiciones presuntamente “laxas” con la inmigración ilegal. Destaca la marcha atrás de Rubio en su discurso, pues en 2013 apoyó una iniciativa de ley en el Congreso para trazar un camino de acceso a la ciudadanía para los inmigrantes en situación irregular. Por otro lado, una victoria demócrata daría esperanzas a que la reforma migratoria vea finalmente la luz. Hillary Clinton, la candidata favorita, se ha posicionado claramente a favor de reformar la ley para dotar a los inmigrantes irregulares de una vía de acceso a la ciudadanía norteamericana.
En definitiva, las elecciones de Estados Unidos marcarán el ritmo político y las relaciones entre los tres estados en 2016. Sea cual sea el resultado, habrá que ver si en los próximos años Estados Unidos pone a América del Norte “al frente de una estrategia que reconozca que debe ser la base continental de la política global de Estados Unidos”, tal y como recomienda un informe del Council for Foreign Relations publicado a finales de 2014.